Durante el mes de Diciembre, los contribuyentes pueden tomar decisiones y realizar acciones para modificar el rumbo de la empresa y los números de la declaración anual. Esto es algo que se conoce como “precierre” contable y fiscal.
El “precierre” sirve para identificar anticipadamente aspectos que pudieran tener un impacto positivo o negativo en las finanzas de la empresa.
Sin embargo, para pagar menos impuestos, hay empresarios que pueden caer en la tentación de las malas prácticas.
De acuerdo con Carlos Orozco-Felguerés Loya, presidente del ‘Grupo ORFE, Asesores Tributarios’, los empresarios no deben realizar malas prácticas, porque se pueden meter en problemas con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), se pueden echar en contra a la autoridad durante años, y los pueden inmovilizar o pueden cerrar sus empresas.
Durante el 5° Congreso Compliance 2023, organizado por la empresa de servicios de información empresarial Thomson Reuters, el especialista fiscal indicó que muchos empresarios quieren aumentar sus compras en diciembre para tener más deducciones. Además, dijo que quieren disminuir el coeficiente de utilidad, que se utilizará para el pago de las declaraciones provisionales del próximo año.
Por eso, señaló que hay quienes buscan ‘facturas provisionadas no pagadas’. Es decir, quieren que les emitan facturas por productos o servicios que obtendrán a futuro.
Al impartir la ponencia ‘Materialidad en las operaciones fiscales y de cumplimiento ante el SAT’, Orozco-Felguerés Loya dijo que su socia trabajó en el SAT y por eso saben que si hay un mes que el fisco revisa completo es diciembre, y saben que la autoridad revisa todas esas ‘facturas provisionadas no pagadas’.
El presidente del ‘Grupo ORFE, Asesores Tributarios’ dijo que con ese tipo de facturas, el empresario quiere deducciones a crédito, quiere bajar el coeficiente y quiere pagar después. Pero el problema es que como no hay dinero, son operaciones de financiamiento fraudulento.
“Cuentas como ‘aportaciones para futuros aumentos de capital’, son las primeras que se tienen que eliminar. Esa y la de ‘deudores de socios’, que son todos los gastos que hace el dueño. Son todas las utilidades que saca de la empresa, sin pago de impuestos, y que promete comprobar algún día en la vida”, advirtió Orozco-Felguerés Loya.
El especialista dijo que el SAT conoce ese tipo de prácticas, y considera que lo que nace mal termina mal. Por eso, son como un foco rojo y se deben evitar.
En el evento, Juan Manuel Jiménez Illescas, exmagistrado de la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA), dijo que cuando se explica qué es el compliance, generalmente sólo se dice que es el cumplimiento normativo.
Pero el exmagistrado aclaró que el compliance es algo más complejo. Explicó que es el diseño de protocolos de actuación, para que las empresas conozcan cuáles son las normas y las obligaciones que deben cumplir, y que tienen que ver con su actividad económica.
Además, Jiménez Illescas señaló que con el compliance, las empresas pueden hacer un marco de control y mapeo de riesgos, para cumplir con las normas y sus obligaciones en todos los órdenes: laboral, tributario, civil, de seguridad social, entre otros.
Thomson Reuters considera que el compliance es esencial para que las empresas operen de manera legal, ética y responsable.
Además de evitar sanciones y multas por parte de las autoridades, indicó que el cumplimiento normativo contribuye a mejorar la reputación de la empresa, mitiga los riesgos y fortalece la confianza con los clientes y otras partes interesadas en hacer negocios.
En el 5° Congreso Compliance 2023 se abordaron temas fiscales, contables, laborales, de seguridad social, de comercio exterior, de prevención de lavado de dinero, entre otros.
-Con información de El Contribuyente