Reducir la brecha de género es una asignatura pendiente. A lo largo de los últimos años ha habido cambios importantes en busca de la equidad y la inclusión, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Ninguna industria se puede quedar atrás en este esfuerzo para promover los derechos de las mujeres y las Fintech no son la excepción. De hecho, las mujeres le están dando un nuevo rostro a uno de los ecosistemas financieros más innovadores en la actualidad.
En esta industria, las mujeres están liderando cambios a nivel regional y, por supuesto, mundial. No es fortuito que, de acuerdo a un estudio realizado por Finnovista y el Banco Interamericano para el Desarrollo, una de cada tres fintechs en América Latina está encabezada por una mujer. En México la proporción es de 33% y en Uruguay alcanza incluso 47%. Estas cifras son mucho más altas que las que se registran en las entidades financieras tradicionales.
Que más mujeres estén en el mundo financiero, ocupen posiciones de liderazgo y participen en la toma de decisiones es una gran noticia. Esto necesariamente abre nuevas oportunidades y horizontes para que accedan a servicios y productos financieros, se incremente la inclusión y la educación financiera, y, a largo plazo, más personas tengan una mejor calidad de vida.
La creciente participación de mujeres en el sector financiero, específicamente en las plataformas fintech, trae consigo diferentes beneficios. Este sector se encuentra constantemente creando soluciones enfocados en usuarios y usuarias que difícilmente cumplen con los requisitos para financiamiento de la banca tradicional.
Estas empresas evalúan contextos y especificidades de la población femenina más vulnerable y ofrecen alternativas para esos grupos que con frecuencia no son considerados por las entidades tradicionales. Las fintech brindan soluciones hechas a la medida de jefas de familia y emprendedoras que necesitan un impulso para sortear problemáticas cotidianas y lograr sus sueños.
Esas pequeñas acciones abonan a cerrar la brecha de género financiera, tanto en la medida que las mujeres se incorporan a más mercados, como en relación con el crecimiento del abanico de opciones que se abre para ellas a partir de obtener el financiamiento que históricamente no han obtenido fácilmente.
A pesar de los avances que ha habido en el cierre de la brecha de género, todavía falta mucho para llegar al objetivo. Según cifras del Mckinsey Global Institute, avanzar en la reducción de la desigualdad de género podría incorporar más de 12 billones de dólares anuales al PIB del planeta. Esto significaría más de 10 veces el tamaño actual de la economía mexicana.
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