¿Te has sentido frustrado cuando después de una larga espera te pasan con la “octava” persona del call center del banco y le tienes que explicar toda tu “situación” de nuevo? O cuando te hacen acudir a una sucursal bancaria, a tres municipios de distancia porque solamente pueden atender tu asunto en la “sucursal matriz” en la que abriste tu cuenta hace 10 años; o si ocupas con urgencia una tarjeta de débito/crédito corporativa para para tu empresa pero no te la dan por ser empresa de recién nacimiento ¿Te suena familiar?
Las fintech en México vinieron a resolver estos y muchos otros problemas similares. Pero ¿qué son las fintechs? La palabra fintech se forma a partir de la contracción de los términos finance y technology en inglés. Es un término que se refiere a la industria en la que las empresas usan la tecnología para brindar servicios financieros de manera ágil, cómoda y confiable.
¿Y por qué se escucha por todos lados de un fintech boom? En mi columna del mes anterior comentaba cómo en 2021 en México, el sector fintech fue el gran “ganón” en términos de monto de inversión de fondos de capital de riesgo, con un dominante 30%. Como dato, al cierre del año pasado en México se contabilizan 512 empresas para este sector, un 16% más que en 2020.
Y este boom no sólo se está dando en México, sino en todo el mundo. Justo el pasado 2 de febrero el World Wide Unicorn Club anunciaba que alcanzaba los 1,000 miembros y como era de esperarse fintech fue la categoría más grande. 1 de cada 5 unicornios en el mundo, son una fintech. Si hacemos un “zoom-in” en las fintech en México, de nuestros siete unicornios, cuatro de ellos (Clip, Bitso, Konfio y Clara).
Sería poco realista explicar en tan corto espacio cómo está compuesto este sector que es amplísimo. En México, las tenemos de todos los “colores y sabores”: neo bancos (Albo), préstamo al consumo (Kueski), pasarelas de pago (Konecta, Mercado Pago), pagos digitales (Moneypool), buy-now-pay-later (A plazo), financiamiento colectivo (Fondeadora, Cien Ladrillos), soluciones financieras para pymes (Delta.ai, AlphaCredit), soluciones de nómina (Monto, Runa), crypto (Bitso, PXO Token) y hasta se podría decir que abarca subsectores como el Insurtech (Bruno) o Proptech (LaHaus, Flat.mx) ya que estos dos últimos van muy ligados al financiamiento.
Los bancos tradicionales no se podían quedar con los brazos cruzados y los vemos creando sus propias “extensiones” fintech. Como ejemplo: GBM+, Hey Banco (Banregio), Baz (Azteca), Uniclick (Unifin), Rappi Card (Banorte), etc. Sin embargo, no podemos olvidar que el ADN de estos últimos es diferente a las fintechs puras.
La realidad es que la banca tradicional no atendía a todos los sectores. Únicamente prestaba o atendía a los más ricos, dejando fuera a una gran parte de la población. A esto se le agrega el servicio a cliente de calidad mediocre. Las sucursales bancarias en lugar de ser un punto de experiencia como en otras industrias o una oportunidad para enamorar más al cliente, en algunos casos representan un tema de fricción para el consumidor final.
Pero ojo, esto no significa que el sector tradicional ha muerto. La banca tradicional en México sigue creciendo. El gran ganador, BBVA: el banco más grande de México, sigue creciendo aceleradamente e inclusive a un ritmo mayor que muchas fintechs.
No podemos dejar de mencionar la ley fintech en México, promulgada en marzo de 2018. Su intención es que éstas operen legalmente bajo los mismos requisitos regulatorios y de supervisión que las instituciones financieras tradicionales. Sin embargo, esta ley ha representado una barrera para muchas startups, ya que, de acuerdo a conversaciones con algunos CEOs de fintechs mexicanas, el tiempo estimado para obtener la certificación es de dos años, y los costos para obtener esta licencia son altísimos (comentan que puedes llegar a gastar hasta 500 mil dólares entre costos legales, elaboración de manuales, procesos, etc). Considerando que las rondas de inversión de una startup hoy en día están en promedio en 2 millones de dólares, el hecho de que una cuarta parte se destine a una licencia que va a tomar dos años en obtener, no tiene mucho sentido. Todo esto, considerando que en una etapa temprana el enfoque de un founder debería de ser en product-market-fit.
A las fintechs les queda mucho camino por recorrer, sobre todo seguir abonando y construyendo credibilidad y confianza con sus usuarios. Lo que si puedo afirmar es que 2022 será definitivamente un año de consolidación para este sector.
La próxima vez que tengas una mala experiencia con tu banco tradicional, no hagas corajes. Abre tu cel, ¡seguro encuentras ahí la solución a tu problema!
Lala Elizondo es empresaria, ángel inversionista y consultora de negocios. Cuenta con un MBA de Babson College, experiencia en desarrollo comercial internacional, marketing de productos de consumo, y en creación de empresas. Le apasiona el tema de impacto y su sueño es contribuir a “emparejar el piso” para aquell@s que nacen con alguna desigualdad económica, educativa o de género. Puedes escucharla en el podcast @EscalablesPodcast donde entrevista a jugadores relevantes del ecosistema emprendedor en LATAM. Disponible en Spotify y las principales plataformas de podcasts.
Información de El Financiero